viernes, 25 de mayo de 2012

Continuación de mi vida en el tianguis


Son las 5:00 am y justo a esta hora es como comienza la rutina de un comerciante, todo empieza desde la carga de la mercancía que se llevará al tianguis, a las 6:00 am tienes que estar en el lugar y si llegas diez minutos tarde ya estuvo que no entraste, pues todos los puestos comienzan a colocarse y ya no hay forma de pasar. Esa misma hora los revendedores (que son las personas que llegan desde temprano a comprar a precios bajos: ropa, tenis, antigüedades, etc)  son los primeros clientes, aún sigue obscuro y ellos ya están en busca de la mejores gangas (ofertas) para después revenderlas en otros tianguis pero a un precio más elevado. 
Mientras colocas tu puesto, no puede faltar la venta del café, el pan, los tamales, las tortas y muchas cosas más. Las seis es una hora en la que todos los comerciantes ni se pelan, ya que todos están dedicados a acomodar su puesto, pues antes de las 8:00 am tiene que estar listo el negocio.
Son las 9:00 am y la gente abunda los pasillos del tianguis, a esa hora ya tienes que haber desayunado pues se empiezan a escuchar los grito de la clientela  “que precio tienes esta blusa güerita” y ya no hay manera de que te sientes, primero hay que atender el changarro.
La hora de la buena  venta.
El transcurso de las 9 de la mañana a la 1 de la tarde es cuando más se vende, pero cuando son vacaciones se abarrota de gente, toda la familia se jala al tianguis aunque algunas veces solo vayan a observar sin comprar nada, es cuando el comerciante se molesta y le da por gritar “aquí no es museo”. Este es uno de los peores momentos para el vendedor, ya que no hay venta pues los compradores ya no tienen chance de adquirir artículos, por lo mismo de lo lleno que esta y ya no se puede caminar.
Ah pero estos momentos son los mejores para  los rateros, se  aprovechan de que está lleno para bolsear a la gente o abrir mochilas, son todos unos expertos pues cuando te llegas a dar cuenta de que te robaron le reclamas a tipo que tienes atrás, pero tu cartera ya anda bien lejos, pues son varios los rateros que van entonces el que te robo se la pasa al de en medio y ese al que está hasta el final. Lo más chistoso es que los mismos raterillos se  dedican disque  a vender bandejas o jergas, pero están a la mira de sus víctimas.
los vendedores comienzan a recoger su puesto. 
A las 3:30 pm hay que empezar a recoger el puesto, la parte más cansada y aburrida,  y también la hora en la que los ratero dejan por debajo de los catres todas las carteras que robaron en el día, con las puras credenciales de las pobres víctimas y sin dinero.
A esta hora los niños de la misma colonia se acercan a los negocios a ofrecer su trabajo, todo para obtener unas cuantas monedas, también no pueden faltar las amas de casa que se encargan de recoger los tubos de los puestos y la gente adulta que te pide las latas de refresco o las botellas de plástico.
 Es así como concluye un día en el tianguis. 

Los niños son cargadores o vendedores, muchos no estudian 
y solo esperan el día de la venta. 




Una muestra de lo que podemos encontrar en los tianguis. 





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